La música es algo que nos atrae y nos acompaña. Vivimos rodeados de música y la usamos para animarnos, concentrarnos, evadirnos… ¿Pero que pasa cuando queremos aprender música? Más allá del abismo que hay entre la cantidad de música consumida y el espacio que la formación musical ocupa en la vida de nuestros niños y adolescentes, es muy importante tener en cuenta tres aspectos capitales para no desanimar a los jóvenes artistas y poder canalizar y catalizar todas sus calidades.
La realidad musical del/la alumno/a
¡Cualquier música es válida para aprender música! Podemos aprender muchísimo de los grandes compositores de la historia, pero también podemos aprender mucho del repertorio de canciones que el/la alumno/a conoce y disfruta. Si la realidad académica de la clase tiene en cuenta realidad musical del/la alumno/a, tenemos una rampa de lanzamiento poderosa!


Experimentar, interiorizar y compartir
Tres verbos que nos sirven para explicar los tres pasos fundamentales del aprendizaje. En primer lugar será necesario tener la libertad de aproximarse a la música, y al aprendizaje del instrumento, desde la experimentación, poniendo en juego la personalidad de cada cual (tanto física como emocional) y las indicaciones del profesor/a. En segundo lugar, es importante dar a cada músico, de la edad que sea, el espacio y el tiempo para poder interiorizar aquello que se ha experimentado previamente. Por último, creemos que es muy importante compartir aquello que se ha aprendido, ya sea en grandes conciertos de escuela (Navidad y fin de curso) o en cualquier de las audiciones que nuestra agenda de actividades contempla: meriendas musicales, conciertos monográficos, clases abiertas…
¿Nos lo pasamos bien o aprendemos?
¡Las dos cosas! ¡Las dos cosas! EnTrémolo nos preocupamos y ocupamos de que la formación musical y escénica sea lo más atractiva posible. Evidentemente, siempre hay contenidos pesados de aprender y, evidentemente, todo requiere un esfuerzo. Ahora bien, nos alejamos de la educación convencional basada en la lógica de la disciplina (sucesión de ejercicios de determinados contenidos poco o nada atractivos ordenados en dificultad creciente) para abordar el aprendizaje desde un producto, un eje, un objetivo final que motive y emocione. A partir de aquí es nuestro trabajo elaborar un Proyecto que trabaje los contenidos musicales y escénicos que nos interesa transmitir. Todos los proyectos de formación musical y escénica acaban con una muestra abierta a las familias.
